"Es claro que todos estos diálogos están protegidos por el secreto profesional del capellán. Lo que un capellán llega a conocer en el ejercicio de su función, no lo divulga. Quien viola el secreto profesional comete una falta también profesional. Con ello resta credibilidad a la función pastoral, daña a la persona que le ha sido confiada y atenta contra el orden público. La obligación de respetar el secreto profesional está, además, ligada a sanciones civiles y canónicas", explicaron los prelados belgas.
Sin embargo, "la información que los capellanes reciben por otras vías distintas a los diálogos en el marco de su función pastoral, vía el entorno familiar o social por ejemplo, no está sujeta al secreto profesional. Si bien esta información puede ser muy útil para el servicio pastoral, los capellanes deben tratarla con discreción".
Tras señalar que los capellanes que sirven como consejeros deben evitar ir más allá de su competencia porque, por ejemplo, no son médicos ni psiquiatras, los obispos resaltaron que "la primera tarea de un capellán es alentar a su interlocutor a tomar él mismo buenas decisiones y buenas medidas".
¿Existe alguna excepción a la regla del secreto profesional?
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Los obispos de la CEB responden a esta pregunta precisando que el asunto no es sencillo y explican que en Bélgica, "en circunstancias excepcionales (los capellanes) pueden ejercer el derecho a comunicar como está previsto en el Código Penal. Estas circunstancias excepcionales deben referirse a situaciones de urgencia en las que una persona –un menor o una persona vulnerable– está ante un peligro real en cuanto a su integridad física o mental y no puede protegerse a sí misma o con la ayuda de otros".
"Si un capellán establece que no puede prevenir este peligro grave y real sino transgrediendo su secreto profesional, puede ejercer entonces el derecho de comunicar. En este caso el capellán no viola el secreto profesional".
Ante la duda, los capellanes pueden consultarse entre sí o a un sacerdote u obispo para decidir la mejor forma de proceder. De ese modo, indican, los obispos y la Iglesia en Bélgica colaboran con las autoridades para luchar contra los abusos sexuales de menores.
Para concluir, los obispos subrayaron que las personas pueden confiar en los capellanes, quienes deben hacer uso de la confidencialidad de su oficio "con prudencia y, de ser necesario, pedir consejo en las condiciones adecuadas. El secreto profesional y el secreto de confesión ofrecen las garantías necesarias para este fin".
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