MADRID,
El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, explica en su carta semanal que el cuarto domingo de Adviento, que se celebra el próximo 23 de diciembre, es "el domingo mariano por excelencia".
"Cada domingo, semana tras semana, celebramos el misterio de Cristo, muerto de amor y resucitado para nuestra salvación, pero llegados al cuarto domingo de Adviento, en el que Cristo sigue siendo el centro, lo contemplamos en el seno de su Madre virgen, a punto de darlo a luz en la nochebuena. Una vez más la Madre y el Hijo van inseparablemente unidos y no se entienden el uno sin el otro. Los unió Dios en su admirable plan de redención, no los separe el hombre con sus razonamientos y elucubraciones", precisa el Prelado.
Mons. Fernández también anima a contemplar "una y otra vez esta sintonía de corazones", especialmente en el Año Jubilar del Corazón de Jesús que está viviendo la Diócesis de Córdoba.
"El corazón de María está abierto a la voluntad de Dios. Cuando recibe el anuncio del ángel de que va a ser madre de Dios, ella termina diciendo: 'Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra'. Toda una actitud de ofrenda, de disponibilidad, de obediencia a los planes de Dios", explica el Obispo.
Y gracias al "sí" de María se abrió una "fase nueva de la historia humana". "Un 'sí' sostenido durante toda su vida, incluso en los momentos de dolor. Junto a la Cruz de Jesús estaba María acompañando y sosteniendo la ofrenda de Cristo al Padre. Ella participó de esa actitud en entrega generosa de sí misma, como lo hizo desde el principio, desde el anuncio del ángel", precisa el Prelado.
Una obediencia que Jesús vivió durante toda su vida terrena y que continúa "en la eternidad en obediencia amorosa a la voluntad del Padre". "La vida cristiana consiste por tanto en esa obediencia al estilo de Jesús, al estilo de María. Obediencia a la voluntad de Dios, que le hace disponible para entregar su vida en rescate por muchos", subraya.