VATICANO,
El Papa Francisco recibió esta mañana a quienes sirven en el dispensario pediátrico de Roma y en sus palabras a los médicos, los padres y los pequeños que son atendidos allí, explicó que los niños enseñan una importante lección a todos, también a él.
"Trabajar con los niños no es fácil, pero nos enseña mucho. A mí me enseña una cosa: que para entender la realidad de la vida, es necesario abajarse como nos abajamos para besar a un niño. Ellos nos enseñan esto. Los orgullosos, los soberbios no pueden entender la vida porque no son capaces de abajarse", dijo el Santo Padre.
En sus palabras improvisadas en la audiencia que sostuvo en el Aula Pablo VI, el Pontífice explicó que "todos nosotros, los profesionales, los organizadores, las religiosas, todos, damos muchas cosas a los niños pero ellos nos dan este anuncio, esta enseñanza: abájense. Sean humildes y así aprenderán a comprender la vida, a comprender a la gente".
Tras expresar su alegría, el Papa dijo que "en este tiempo de Navidad he pensado que si el Niño Jesús hubiera tenido gripe o algún resfrío, ¿qué cosa hubiera hecho la mamá? No estoy seguro que en Nazaret o en Egipto hubiera un dispensario, pero sé que seguramente si la Virgen hubiese vivido en Roma lo habría traído a este dispensario, seguramente".
"Les agradezco a todos ustedes que son la estructura y la vida del dispensario, los médicos, los colaboradores, los enfermeros, y también la colaboración de los jóvenes, de los papás, las mamás y los niños. Es un cuerpo y en el cuerpo hay vida. Se ve en la espontaneidad de los niños", continuó.
El Papa les deseó luego una "buena y santa Navidad a todos. Les agradezco de corazón por lo que hacen, realmente. Y espero también que no les dé indigestión con este pastel tan grande. Gracias".