VATICANO,
La Santa Sede defendió en la Conferencia Intergubernamental sobre Migración celebrada el lunes 10 de diciembre en Marrakech (Marruecos), el derecho de las personas a no migrar, para lo cual pidió, por medio del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, medidas que pongan remedio a las causas empujan a las personas a abandonar sus hogares, como las guerras, el hambre y los efectos del cambio climático, principalmente.
Los países participantes en la Conferencia, promovida por la ONU, dieron su aprobación al Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular que, aunque no es vinculante, ofrece un instrumento eficaz para aquellos países que deben hacer frente a los retos que plantea la migración en sus fronteras.
En su discurso, el Cardenal Parolin recordó que "cada vez más personas se ven obligadas a abandonar sus hogares por factores adversos", aunque "la mayoría de la migración sigue siendo regular", y recordó que "las personas en movimiento son más numerosas que nunca".
Lamentó que las diversas crisis humanas (guerras, miseria, etcétera) empuje a las personas "a viajes involuntarios, inseguros e irregulares que ponen a los migrantes y sus familias en situaciones vulnerables, lo cual presenta desafíos importantes para los países de origen, tránsito y destino".
Advirtió que "cuando estos desafíos no se gestionan bien, pueden desembocar en crisis, la retórica puede eclipsar la razón y los migrantes pueden verse más como amenazas que como hermanos y hermanas que necesitan solidaridad y servicios básicos".
Para hacer frente a ese riesgo, "el Pacto Mundial sobre Migración intenta ayudar a la comunidad internacional a prevenir crisis y tragedias. Al mismo tiempo, también busca mejorar la gobernanza de la migración, que está destinada a aumentar a medida que la comunidad internacional crezca más interconectada económica, social y políticamente".