VATICANO,
Pasado, futuro y presente son las tres dimensiones del tiempo de Adviento, según explicó el Papa Francisco en la Misa celebrada este lunes 3 de diciembre en la Casa Santa Marta.
Según señaló, el orden de estas tres dimensiones no es casual, sino que tiene una justificación evangélica. Así se puede contemplar en el Evangelio del día, de San Mateo, en el que un centurión romano se acerca a Jesús en Cafarnaúm para pedirle que cure a su siervo, que padecía una parálisis.
Ante la voluntad de Jesús de acudir a su casa para ver a su criado, el centurión le detiene diciéndole que no es digno de recibirle en su casa, y con solo una palabra podrá curarle. Sin embargo, el Papa explicó que Jesús, con su venida, "purifica el espíritu".
Es de esa purificación de donde surgen las tres dimensiones del Adviento. La primera, el pasado, "la purificación de la memoria". Recordar que "ha nacido el Señor, el Redentor que vino para salvarnos".
En este sentido, advirtió del peligro de "mundanizar la Navidad". "Sí, tenemos la fiesta…", y está el peligro de que "la fiesta impida la contemplación del Nacimiento y se convierta en una fiesta mundana" en vez de "una fiesta de familia con Jesús en el centro".
La gente entonces se pierde "en las compras, los regalos, esto, lo otros…, y el Señor se queda ahí, olvidado". Por eso, este período de Adviento es necesario "para purificar la memoria de aquel tiempo pasado, de aquella dimensión".