BARCELONA,
Tras la Solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de todos los fieles difuntos, el Arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, publicó este domingo su carta semanal titulada "Sin tiempo para morir".
En la misiva, el Cardenal español relató "una historia que tiene como protagonista a un monje del que todos decían que era un santo. Siempre estaba de buen humor y siempre muy ocupado".
"Un día recibió la visita de un ángel cuando estaba en la cocina fregando las cazuelas. Le dijo el ángel: 'Dios me ha enviado para llevarte a la vida eterna, ha llegado tu hora'.
El monje le respondió sonriente: 'Te agradezco a ti y a Dios por invitarme tan pronto a su gloria, pero algunos pensarán que pedí morir sólo para no fregar más cazuelas. ¿No podríais dejar el viaje para más tarde?'. 'Vamos a ver lo que se puede hacer', le dijo el ángel. Y el monje continuó con su tarea fregando cazuelas porque en el convento había pocos voluntarios".
Otro día "el monje estaba en la huerta cavando la tierra y se le apareció el ángel, pero le vio tan atareado que, sin decirle nada, se fue".
"Los días iban pasando y nuestro monje, cuando no tenía cazuelas que fregar ni tierra que cavar, solía ir al hospital a visitar a los enfermos y, cuando el ángel le vio en medio de tantos enfermos, le dejó tranquilo, no le dijo nada", continuó el Cardenal.