CIUDAD DE MÉXICO,
La tradicional celebración del Día de Muertos el 2 de noviembre en México está llena de símbolos y decoración, como estatuas de calaveras vestidas, panes y dulces que asemejan cráneos y el popular "altar de muertos", lo que lleva a algunos a temer que se trate de un culto a la llamada "Santa Muerte". ¿Hay alguna relación entre ambas cosas?
El sacerdote mexicano Luis Fernando Valdés, doctor en Teología y capellán en la Universidad Panamericana, explicó que las tradiciones mexicanas por el Día de los Muertos distan mucho del culto idolátrico a la llamada Santa Muerte, falsa devoción surgida en torno a narcotraficantes y otros delincuentes.
En diálogo con ACI Prensa en 2018, el P. Valdés explicó que las celebraciones tienen su raíz en la inculturación surgida de la evangelización española de tierras mexicanas en el siglo XVI. "Se dio un fenómeno pastoral muy hermoso, de una verdadera inculturación del Evangelio. Es decir, el Evangelio se hizo vida en la cultura popular de todos los días de la gente, aportando sus elementos, y purificando bastantes de los elementos negativos de la cultura local".
El sacerdote indicó que las culturas precolombinas en México y Centro América ya tenían elementos como las calaveras, los alimentos para los fallecidos y las flores naranjas llamadas cempasúchil para conmemorar "el fenómeno tan complicado de la muerte, que es un misterio a los ojos humanos".
Sin embargo, tras la evangelización, "la muerte ya no es un tema de un dolor gigantesco por una pérdida o una ida a un lugar que no se sabe cuál es, sino que la muerte ha sido redimida por Cristo y la muerte apunta a la resurrección".
"Por eso las calaveritas, ya sean de dulce, de chocolate, que están decoradas, tienen un sentido casi festivo, porque ya están de alguna manera anunciando la resurrección. La muerte, como enseña la revelación cristiana, no tiene la última palabra".