ROMA,
El archiduque Juan de Habsburgo-Lorena, descendiente del beato y último monarca del Imperio austrohúngaro Carlos de Habsburgo-Lorena y Sajonia, sorprendió al dejar una prestigiosa carrera para abrazar el llamado de Dios y ordenarse sacerdote el pasado mes de junio.
En una reciente entrevista concedida al semanario Alfa y Omega, el ahora P. Juan afirmó que nunca pasó por una crisis de fe y que desde niño "ya estaba atormentado por el mal que invade nuestro mundo; de adolescente, me escandalizó una profesora de Inglés al decirme que no se podía cambiar el mundo: ¡jamás hubiera aceptado sumirme en ese tipo de desesperanza!".
A los 16 años, el joven leyó dos libros que lo ayudaron a comprender que la alegría es posible "incluso en el corazón de la miseria" y el egoísmo que tenía. Estos era "La ciudad de la alegría" del escritor francés Dominique Lapierre y una biografía de la emperatriz Zita, su bisabuela y esposa del Beato Carlos de Austria.
El sacerdote de 37 años indicó a Alfa y Omega que las vidas de sus bisabuelos "fueron entregadas al servicio de los pobres y de la paz, cuando podrían haber vivido de forma bien distinta, como príncipes; para mí representan el ejemplo mismo de la nobleza del corazón".
Destacó que cuando su bisabuelo llegó exiliado a la isla portuguesa de Madeira en 1921, se encomendó a Dios "en medio de las traiciones, de las injusticias y alejado de la patria".
"Podría haber tenido una reacción humana, acechado por la amargura o la depresión, o escribiendo sus memorias para ofrecer excusas ante la Historia", indicó.