La expectación es máxima. Muchos fieles, y turistas, se agolpan junto a la valla que separa la ciudad de Roma de la Ciudad del Vaticano para observar los preparativos, y fotografiar el inusual aspecto de la Basílica de San Pedro, bajo la inmensa cúpula construida por Miguel Ángel, decorada con los 7 tapices de los santos.
Además, el hecho de que estas canonizaciones se celebren durante el transcurso de la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, da al evento un mayor interés.
Aunque todos los nuevos santos son una gracia de inmenso valor para el conjunto de la Iglesia, no es una novedad afirmar que hay dos que centran una atención especial de los fieles: el Papa Pablo VI y el Arzobispo de San Salvador Óscar Romero.
Pablo VI es el tercer Papa del siglo XX canonizado, después de San Pío X, San Juan XXIII y San Juan Pablo II (este último, aunque falleció en 2005, desarrolló la mayor parte de su Pontificado en el siglo XX). Las reliquias del nuevo Papa santo permanecerán en su actual emplazamiento en las grutas vaticanas, bajo la Basílica, muy cerca de la tumba de San Pedro.
Pablo VI
Pablo VI nació en Lombardía, Italia, el 26 de septiembre de 1897. Su Pontificado comenzó el 21 de junio de 1963, tras el fallecimiento de San Juan XXIII, hasta su muerte en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978.