Este 24 de marzo se cumplen 45 años del asesinato de San Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador que dio su vida defendiendo a los oprimidos. Abatido por un francotirador mientras celebraba misa en 1980, Romero se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia social en El Salvador y América Latina.
Nacido en una familia humilde en 1917, Romero ascendió desde sus raíces modestas hasta convertirse en la voz más influyente de la Iglesia salvadoreña. Su férrea defensa de los derechos humanos en medio de una sangrienta guerra civil lo enfrentó al gobierno y a los poderosos, ganándose el apodo de "la voz de los sin voz".
Hoy, miles de fieles de toda Centroamérica lo honran como "San Romero de América", cuyo legado de coraje y compromiso con los pobres sigue inspirando a nuevas generaciones, 45 años después de su martirio.
Orígenes humildes
Monseñor Romero nació en Ciudad Barrios, en el este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Santísima Virgen María.
Creció en el seno de una familia humilde y desde pequeño era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comunicaciones.