VATICANO,
La agencia vaticana Fides publicó hoy un extenso informe en el que señala que, entre los años 2000 y 2017, han sido asesinados 447 misioneros católicos en todo el mundo.
En el informe titulado "Jóvenes misioneros testigos de Cristo hasta dar la vida", dado a conocer por la Oficina de Prensa del Vaticano, se detalla que "en el periodo comprendido entre el 2000 y el 2017 fueron asesinados violentamente 447 misioneros y misioneras: 5 Obispos, 313 sacerdotes, 3 diáconos, 10 religiosos, 51 religiosas, 16 seminaristas, 3 miembros de institutos de vida consagrada, 42 laicos, 4 voluntarios".
Sin embargo, precisa el informe, "esta cifra es menor de la real porque se refiere solo a los casos confirmados, de los cuales se ha tenido noticia".
"Al comenzar el mes de octubre dedicado por tradición a las misiones, y en el que este año se celebra el Sínodo de los Obispos dedicado al discernimiento vocacional de los jóvenes, la Agencia Fides presenta los perfiles de algunos jóvenes que, en el milenio que acaba de iniciar, no han dudado en 'salir' y poner sus vidas en las manos del Señor para anunciar el Evangelio y testimoniarlo incluso a través de una sencilla presencia en contextos especialmente difíciles", indica el informe.
Muchos de estos han sido "jóvenes de nuestro tiempo, similares a muchos de sus coetáneos, obviamente para nada ingenuos o inexpertos, con estudios universitarios, amantes de la música o del baile, frecuentadores asiduos de los medios de comunicación social, preparados espiritualmente y culturalmente para afrontar contextos muy diferentes a los suyos, que habían sabido analizar objetivamente los riesgos de los lugares donde algunos pensaban pasar solo un periodo de tiempo, otros la vida entera".
En una entrevista concedida a Fides con motivo de la "Jornada de oración y ayuno en memoria de los misioneros mártires" que se celebra anualmente el 24 de marzo, el Arzobispo Giovanni Pietro Dal Toso, Secretario Adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), señaló que "en la iglesia antigua hubo muchos jóvenes mártires. Pensando en ellos, podemos decir que el testimonio de fe, y también de sangre, no conoce límites".