VATICANO,
En el discurso de apertura del Sínodo de los Obispos que desde el pasado miércoles 3 de octubre se está celebrando en Roma sobre el tema de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, el Papa Francisco invitó a los Padres Sinodales a guardar 3 minutos de silencio cada 5 intervenciones.
"Dispongo que, durante los trabajos, en la asamblea plenaria y en los grupos, cada cinco intervenciones, se observe un momento de silencio –de tres minutos aproximadamente–, para permitir que cada uno preste atención a la resonancia que las cosas que ha escuchado susciten en su corazón, para profundizar y aceptar lo que más le haya interesado", señaló el Papa.
Lo cierto es que esa medida, que sorprendió tanto a los Padres Sinodales como a los demás participantes del Sínodo, ha cosechado un gran éxito.
Así lo aseguró Mons. Carlos José Tissera, Padre Sinodal electo por la Conferencia Episcopal Argentina y Obispo de Quilmes, quien en declaraciones a los periodistas acreditados en el Vaticano afirmó que ese silencio de 3 minutos "es algo saludable".
Explicó que es bueno guardar "un poco de silencio después de escuchar tantas palabras". Pero, sobre todo, dijo que es una medida que favorece el diálogo, el poner "un oído en la gente, en los jóvenes, y otro en el Evangelio".
"En un ambiente de oración –explicó–, uno tiene que poder decantar lo que se va diciendo. Es un modo de ponernos en manos de Dios para que el Espíritu nos ilumine qué es lo que nos quiere decir con esas voces que hemos escuchado. Así que, eso de los 3 minutos es muy saludable. A mí, personalmente, me hizo bien. Y realmente se respeta".