REDACCION CENTRAL,
Cientos de niños y jóvenes inmigrantes indocumentados han sido enviados a una ciudad de tiendas de campaña en el desierto de Texas, varios meses después que algunos líderes católicos alertaron sobre los peligros de este plan de las autoridades de Estados Unidos.
En semanas recientes, inmigrantes de varios estados del país han sido despertados en medio de la noche y llevados en buses a un campamento cerca al pueblo de Tornillo, a unos 50 kilómetros al sureste de El Paso, ciudad fronteriza con México.
Algunos funcionarios, hablando bajo el anonimato al diario The New York Times, indicaron que los niños y los jóvenes son desplazados de madrugada para evitar que escapen. Aproximadamente más de 1.600 llegan cada semana al lugar destinado para ellos.
El campamento abrió en el mes de junio y tenía capacidad para 400 personas. En septiembre se amplió para 3.800. Los niños y jóvenes son separados por sexo y distribuidos en grupos de 20. Duermen en camarotes y en vez de ir a la escuela reciben libros de trabajo. Tienen además acceso limitado a servicios legales.
El campamento tiene baños portátiles, aire acondicionado y espacios para recreación y atención médica. Sin embargo la ciudad de tiendas de campaña no está regulada. Esto contrasta con otros lugares donde se alojan menores en donde sí hay monitoreo, con diversas regulaciones para la seguridad y la educación.
"Detener a niños en cualquier espacio nunca es una buena idea. Eso lleva a una serie de repercusiones de tipo médico, emocional y de desarrollo, incluso cuando son detenidos con sus padres", dijo Patricia Zapor, directora de comunicaciones de la Catholic Legal Immigration Network, Inc.