En medio de la crisis de la Iglesia Católica en Chile debido a los casos de abusos sexuales, de poder y conciencia, el 26 de septiembre el Arzobispado de Santiago creó la Delegación Episcopal para la Verdad y la Paz.
El organismo tomará las funciones que realizaban la Oficina Pastoral de Denuncias (OPADE) y el Departamento de Promoción de Ambientes Sanos, con el fin de enfrentar el daño producido por miembros del clero arquidiocesano, responder a las necesidades actuales y construir caminos para restablecer la confianza.
Entre sus funciones están la de coordinar los esfuerzos de las entidades de la arquidiócesis dirigidos a fomentar ambientes sanos y seguros; así como acoger y acompañar a los denunciantes y víctimas de abusos en contextos eclesiales.
Además dará seguimiento a los procedimientos canónicos para los casos de abusos; brindará la atención necesaria a los clérigos involucrados, las comunidades y personas afectadas; informará "debida y oportunamente" a las comunidades y colaborará con las instituciones civiles.
La Delegación Episcopal para la Verdad y la Paz será presidida por Andrea Idalsoaga Montoya, abogada de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC); y estará compuesta por el vicario general, el vicario judicial, el vicario para el clero, la canciller, el delegado diocesano de la Oficina Pastoral de Denuncias y el director del Departamento de Promoción de Ambientes Sanos.
El Consejo Asesor Diocesano de prevención de abusos seguirá colaborando con la delegación.