BUENOS AIRES,
Sacerdotes de los barrios populares de Argentina exigieron al Estado que brinde "seguridad y justicia", luego de la violenta balacera contra una parroquia y una escuela que habría sido cometida por narcotraficantes para amenazar al párroco que denunció la actividad de estos grupos en la zona.
Este 26 de septiembre, un grupo de "curas villeros" se reunió en el templo atacado, la parroquia María Reina de la Arquidiócesis de Rosario, para leer el comunicado titulado "Felices los que trabajan por la paz" al que se adhieren obispos y sacerdotes de varias jurisdicciones eclesiásticas.
Los sacerdotes explicaron que "la parroquia es la Iglesia que haciéndose vecina comparte la vida de la gente. Es por eso que la comunidad de María Reina y de la Escuela Paulo VI no pudo mantenerse al margen del drama que viven las familias del Barrio Larrea, así como se viven cotidianamente en todas nuestras comunidades".
Denunciaron que la violencia se ha apoderado de los barrios y hace que la gente viva "en estado de alerta permanente a raíz de tiroteos, enfrentamientos, amenazas y robos", sucesos potenciados por la "creciente tenencia de armas que se ha vuelto masiva en los domicilios y en las calles, y las aparentes complicidades que nos llevan a vivir en un estado de impunidad".
"El más triste resultado de todo esto es la naturalización de la muerte en la que crecen nuestros chicos y la consiguiente falta de amor a la vida propia y ajena", lamentaron.
Los presbíteros ratificaron su compromiso de "colaborar más aún con la sociedad y el Estado en lo que nos es propio: abrazar la vida de nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que han sido marginados por el sistema y por una sociedad que al mismo tiempo les quita las oportunidades, los discrimina, los desprecia y los descarta".