SANTIAGO,
El Obispado de San Felipe (Chile) emitió un comunicado en el que aclara la situación de un sacerdote culpable de abuso sexual, que ya pagó su condena y ahora ejerce sus funciones en la parroquia de la localidad de Longotoma.
La declaración surge a raíz de la inquietud de los fieles de Longotoma tras un reportaje televisivo, emitido el 27 de agosto, sobre el P. Juan Carlos Orellana Acuña, a quien en 2006 la justicia penal y la canónica declararon culpable de abuso sexual a una menor de 17 años.
Desde el ámbito civil, la sanción fue de cuatro años de prisión remitida, mientras que la justicia canónica decretó la condena de tres años de suspensión del ejercicio público del ministerio sacerdotal. Ambas sanciones fueron cumplidas.
En su comunicado, el Obispado de San Felipe señaló que tras el reportaje, "el obispo (Mons. Cristián Contreras Molina) informó al presbítero Orellana del cambio en las condiciones en las que podrá cumplir su ministerio sacerdotal, teniendo en cuenta la desconfianza que su presencia provoca en la comunidad".
Las nuevas condiciones aplicadas al sacerdote consisten en la "derogación de su condición de vicario parroquial", así como la "prohibición de todo contacto pastoral con personas menores de 25 años" y la revocación de la "facultad de confesar a personas menores de edad".
Asimismo, se le fija "residencia en la casa perteneciente a la parroquia de Santa Ana de Longotoma"; se establece la "limitación del ejercicio público de su ministerio dentro de los límites de la parroquia antes mencionada, y solo ante la solicitud del párroco"; y se otorga la "recomendación particular de acompañamiento a los adultos mayores de esta parroquia".