VATICANO,
El Papa Francisco subrayó, durante el rezo del Ángelus este domingo 19 de agosto, la centralidad de la Eucaristía en la vida del cristiano, y recordó que al comulgar se recibe a Cristo mismo: "Cuando acudimos a la comunión recibimos la vida misma del Señor, y para recibir esta vida es necesario nutrirse del Evangelio y del amor de los hermanos".
Durante sus reflexiones previas al rezo, el Santo Padre meditó sobre el fragmento evangélico de este domingo, centrado en la segunda parte del discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm.
En su discurso, Jesús "se presenta como 'el pan vivo bajado del cielo', el pan que da la vida eterna, y añade: 'El pan que yo os daré es mi carne por la vida del mundo'".
"Este pasaje es decisivo –aseguró Francisco– y, de hecho, provoca la reacción de quienes le escuchan, que se ponen a discutir entre ellos: '¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?'".
El Pontífice mostró cómo "cuando el signo del pan compartido muestra su verdadero significado, esto es, la entrega de sí mismo hasta el sacrificio, emerge la incomprensión, emerge el rechazo a Aquel a quien poco antes querían llevar de forma triunfal".
A pesar de estas murmuraciones, "Jesús continúa: 'Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros'. Aquí, junto con la carne, presenta también la sangre. Carne y sangre, en el lenguaje bíblico, expresan la humanidad concreta".