San Crisóstomo y San Ambrosio señalaron que, después de realizar muchas excavaciones en Jerusalén, se encontraron tres cruces.
Como no se podía distinguir cuál era la de Jesús, trajeron hasta el Monte Calvario a una mujer agonizante y, al tocarla con dos de las cruces, ella empeoró. Pero al tocarla con la tercera, la enferma se recuperó instantáneamente. Entonces Santa Elena, el Obispo de Jerusalén Macario y miles de fieles llevaron la cruz en procesión por las calles de la ciudad.
La emperatriz halló otras reliquias de Jesús: los clavos que perforaron sus las manos y pies, el "Titulus Crucis" (la inscripción de la cruz), una parte de la túnica que utilizó antes de ser crucificado, un fragmento de la cuna donde Él reposó y la Escalera Santa que Jesús subió el Viernes Santo para ser juzgado.
También recuperó las reliquias de los Reyes Magos y descubrió el sepulcro donde fue enterrado Jesucristo.
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En Tierra Santa mandó construir tres templos: uno en el Calvario, otro en el Huerto de los Olivos y el tercero en Belén.
7. Colocó un clavo de Cristo en el casco de Constantino
Dice la tradición que para proteger a su hijo Constantino en las batallas, Santa Elena colocó uno de los clavos de Jesús en su casco y otro en su caballo.
8. Su sarcófago está en los Museos Vaticanos
Santa Elena falleció entre los años 330 y 335. Fue enterrada a las afueras de Roma y su sarcófago fue trasladado en 1777 al Vaticano, donde fue restaurado.
El sarcófago tiene grabadas escenas de batallas de los romanos contra los bárbaros y un par de leones. Puede visitarse en el Museo Pío Clementino, dentro de los Museos Vaticanos.