Un día como hoy, el 6 de agosto de 1964, el Papa San Pablo VI publicó la primera encíclica de su pontificado: Eclesiam suam, sobre el “mandato” de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
El documento se refiere frecuentemente al Concilio Vaticano II, reanudado por San Pablo VI tras la muerte de San Juan XXIII, que se encontraba aún en marcha y que culminaría en 1965.
Pablo VI, que fue canonizado el 14 de octubre de 2018, junto a Mons. Óscar Romero, escribió en su encíclica que la Iglesia Católica debe profundizar “en la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le es propio, debe explorar, para propia instrucción y edificación, la doctrina que le es bien conocida, —en este último siglo investigada y difundida— acerca de su propio origen, de su propia naturaleza, de su propia misión, de su propio destino final”.
Además, reflexionó sobre “el deber presente de la Iglesia en corregir los defectos de los propios miembros y hacerles tender a mayor perfección y cuál es el método mejor para llegar con prudencia a tan gran renovación”.
El tercer aspecto abordado por Pablo VI en Eclesiam suam es el de las relaciones de la Iglesia con “el mundo que la rodea y en medio del cual ella vive y trabaja”.
“Una parte de este mundo, como todos saben, ha recibido profundamente el influjo del cristianismo y se lo ha asimilado íntimamente —por más que con demasiada frecuencia no se dé cuenta de que al cristianismo debe sus mejores cosas—, pero luego se ha ido separando y distanciando en estos últimos siglos del tronco cristiano de su civilización".