Los obispos de los Estados Unidos recibieron con agrado la modificación del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) que sostiene que la pena de muerte es "inadmisible".
El Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gomez, declaró el 3 de agosto que se encuentra "agradecido por el liderazgo del Papa Francisco en su trabajo para poner fin a las ejecuciones judiciales en todo el mundo".
Dijo que las revisiones del CIC "reflejan un desarrollo auténtico de la doctrina de la Iglesia que comenzó con San Juan Pablo II y continuó con el Papa emérito Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco".
"En las últimas décadas-escribió-, ha habido un consenso cada vez mayor, entre las conferencias de obispos de todo el mundo y en las enseñanzas de los Papas y el Catecismo, de que el uso de la pena de muerte ya no puede ser aceptado".
En ese sentido, Mons. Gomez afirma que la "Iglesia ha llegado a comprender que, desde un punto de vista práctico, los gobiernos ahora tienen la capacidad de proteger a la sociedad y castigar a los delincuentes sin ejecutar delincuentes violentos" dejándoles la posibilidad de redimirse.
"La Iglesia ahora cree que los propósitos tradicionales del castigo: defender a la sociedad, disuadir actos delictivos, rehabilitar criminales y penalizarlos por sus acciones, se pueden lograr mejor por medios no violentos", agregó.