CIUDAD DE MÉXICO,
A diferencia del muro anunciado por el Gobierno de Estados Unidos para su frontera con México, al sur de este país existiría uno "humano" y "militarizado" que persigue a los migrantes que llegan de Centroamérica.
Así lo describen las organizaciones católicas que llevan asistencia a los migrantes y refugiados que huyen de la violencia y la pobreza, con la esperanza de un futuro mejor.
De acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), alrededor de 450 mil personas cruzan cada año la frontera de Guatemala con México para pedir asilo o intentar llegar a Estados Unidos.
En su trayecto, intentando evitar a las autoridades, los migrantes cruzan bosques, ríos, lagos, caminan por muchas horas o hasta días y se montan en el tren de carga conocido como "La Bestia". Durante el viaje muchos sufren robos, graves accidentes, violaciones o son asesinados.
Migrantes al pie del tren de carga, al que se suben para cruzar México de sur a norte. Foto: Cortesía CRS.
El P. César Augusto Cañaveral Pérez, coordinador de la dimensión pastoral de la movilidad humana en la Diócesis de Tapachula, asegura que el trabajo de la Iglesia en la región se remonta a varias décadas atrás, cuando Centroamérica se encontraba convulsionada por las guerrillas.