MANAGUA,
"Estamos empezando a ser ya una Iglesia perseguida", fueron las palabras de Mons. Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, luego que paramilitares y simpatizantes del Gobierno lo atacaran junto al Cardenal Leopoldo Brenes y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Sommertag el pasado 9 de julio.
Ese día, los obispos fueron atacados por grupos afines al Gobierno de Daniel Ortega en la Basílica de Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba, un hecho que fue condenado por la comunidad internacional y por los episcopados de varios países.
En declaraciones a DPA, el Prelado denunció que el pueblo de Nicaragua "está indefenso frente a esta barbarie y todos somos vulnerables". Además, "no hay ley a la que recurrir ni autoridad confiable", añadió en la entrevista difundida el 13 de julio por la Deutsche Welle.
Como se recuerda, desde que empezaron las protestas el 18 de abril contra el régimen de Ortega, han muerto 351 personas y otras dos mil han quedado heridas como consecuencia de la represión policial y los ataques de grupos paramilitares.
El Obispo, que suele denunciar los atropellos del régimen desde su cuenta de Twitter, aseguró que Ortega "es un hombre sediento de dinero y hambriento de poder, que no conoce otro lenguaje sino el de la conspiración, el cinismo y desgraciadamente la violencia".
Indicó que con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han construido "una estructura que se arraigó sobre el poder económico", y por tanto la protesta de abril contra la reforma del seguro social solo fue el detonante de una crisis que ya se venía venir.