REDACCION CENTRAL,
El Arzobispo de Rouen, Mons. Dominique Lebrun, comentó las lecciones que considera deja el Mundial de Fútbol Rusia 2018, que este domingo llega a su fin cuando se enfrenten las selecciones de su natal Francia y Croacia.
"El deporte es un juego. No lo olvidemos nunca, pese a que en ese ambiente hay muchos profesionales y se gasta millones en este medio", resaltó el Arzobispo, quien durante 13 años fue árbitro en la liga francesa de fútbol.
En entrevista concedida a la agencia italiana SIR, Mons. Lebrun también resaltó que el fútbol "es un juego que involucra a personas en todo el mundo. Es una actividad de juego que pide que los jugadores lo den todo en el campo. Exige gratuidad. Puede parecer paradójico esto en un mundo donde hay un mercado del fútbol, pero esta gratuidad está inscrita en el deporte".
"El fútbol también suscita sentimientos de pertenencia y participación muy fuertes en nosotros. Toca el corazón, lo profundo y también nuestras pulsiones más íntimas", agregó el Prelado, que también impulsa la causa de beatificación del P. Jacques Hamel, sacerdote asesinado en Rouen por el Estado Islámico en 2016.
"Entonces, (el fútbol) puede ser una escuela de vida muy profunda que nos enseña y nos pregunta: ¿Qué le damos a los otros? ¿Cómo nos relacionamos con ellos? ¿Somos capaces de hacer un equipo y ser adversarios sin violencia, para construir juntos, cada uno con sus propios talentos y capacidades, un juego bello?", cuestionó.
Sobre el encuentro en que Francia derrotó a Bélgica y logró su pase a la final, Mons. Lebrun destacó que "fue un partido abierto hasta el final, de alto nivel" en el que además hubo "pocas tarjetas amarillas".