CIUDAD DE MÉXICO,
De acuerdo al "Índice de Paz México", Guerrero es el segundo estado más violento del país, con casi cinco mil homicidios cometidos durante 2017. ¿La causa? Principalmente el crimen organizado. En ese entorno de violencia, un obispo mantiene la esperanza y dedica su trabajo a evangelizar en tierras del narcotráfico.
La Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, sufragánea de la Arquidiócesis de Acapulco, en el estado de Guerrero, atiende a alrededor de 900 mil fieles, que viven su fe en una zona controlada por los capos del tráfico de drogas. Específicamente de opio, obtenido de la flor de amapola.
Apenas en el primer trimestre de 2018 se han registrado 651 homicidios en Guerrero.
En diálogo con ACI Prensa, Mons. Salvador Rangel, Obispo de Chilpancingo-Chilapa, señaló que Guerrero, junto con Michoacán, Oaxaca y Chiapas es uno "de los estados más retrasados", tanto en "la cuestión económica, social, cultural".
Al no haber oportunidades, los pobladores fácilmente terminan en manos del narcotráfico. "Y hoy día, Guerrero casi en su totalidad está dominado por el crimen organizado".
Para el obispo mexicano, los cárteles de la droga "han entrado a dominar" en los territorios en los que "el Estado ha perdido su rectoría".