BOGOTÁ,
El Obispo de Cúcuta (Colombia), Mons. Víctor Ochoa, explicó que la consigna que mantiene en su labor de ayuda ante la grave crisis que vive Venezuela es no dejar a ningún inmigrante venezolano sin comer.
Así lo indicó el Prelado en entrevista concedida al diario El Pitazo, en la que contó cómo su diócesis, en la frontera con Venezuela, ayuda a la gran cantidad de inmigrantes que llegan a causa de la crisis en este país.
Mons. Ochoa explicó que la labor solidaria comenzó en agosto de 2015, cuando fueron deportados 32 mil colombianos desde Venezuela. En 2017, prosiguiendo con la ayuda, crearon nueve casas de paso -la primera fue "La Divina Providencia"-, para brindar ocho mil raciones de comida diaria.
"La semana pasada cumplió un año la casa de paso, y hemos distribuido al menos unas 500 mil raciones calientes, preparadas ordenadamente, y tenemos un principio que es no dejar salir a nadie sin comer, cuando terminamos estas raciones preparadas, damos arroz y huevo y plátano maduro o papa, y damos también pasta con atún, una cosa sencilla, simple, para atender a los venezolanos", narró.
El Prelado colombiano indicó que tiene dos consignas claras en su labor de caridad: "No dejar ir a los niños sin comer, eso es un límite que nos hemos puesto, ningún niño que se presente puede dejar de comer algo; y ninguna mujer en embarazo se va sin una bolsita de comida".
Mons. Ochoa dijo que "el gran problema" es la escasez de medicinas en Venezuela. A Cúcuta llegan "personas con cáncer, con diabetes, con grandes enfermedades, pues tratamos de ayudar".