GINEBRA,
Durante la Misa de conclusión de su visita a Ginebra, Suiza, celebrada por primera vez en francés por el Papa Francisco, el Santo Padre puso de relieve la necesidad de conservar las raíces cristianas como pilar del ecumenismo, raíces que se pueden fortalecer mediante el rezo y meditación del "Padre nuestro".
En la Misa, que tuvo lugar en el centro de convenciones Palexpo al final de su viaje con motivo del 70º aniversario de la fundación del Consejo Ecuménico de las Iglesias, el Pontífice reflexionó sobre tres palabras presentes en el "Padre nuestro": Padre, pan y perdón.
Padre
Francisco explicó que "la palabra 'Padre' es la llave de acceso al corazón de Dios; porque solo diciendo Padre rezamos en lenguaje cristiano. Rezamos 'en cristiano': no a un Dios genérico, sino a un Dios que es sobre todo Papá".
De hecho, "Jesús nos ha pedido que digamos 'Padre nuestro que estás en el cielo', en vez de 'Dios del cielo que eres Padre'. Antes de nada, antes de ser infinito y eterno, Dios es Padre".
"De Él procede toda paternidad y maternidad. En Él está el origen de todo bien y de nuestra propia vida. 'Padre nuestro' es, por tanto, la fórmula de la vida, la que revela nuestra identidad: somos hijos amados".