CIUDAD DE MÉXICO,
El 21 de junio de 1929 finalizó oficialmente la Guerra Cristera en México tras la firma de los acuerdos entre el Arzobispo mexicano Leopoldo Ruiz y Flóres, como delegado apostólico del Papa Pío XI, y el entonces presidente del país, Emilio Portes Gil.
Culminó así un conflicto de tres años que enfrentó al Gobierno mexicano con numerosos grupos de fieles católicos, denominados "cristeros", indignados por las medidas legales emitidas contra la Iglesia y el culto religioso.
Los cristeros tenían como su lema principal "Viva Cristo Rey y Nuestra Señora de Guadalupe". Se estima que más de 60 mil soldados del Gobierno y 25 mil milicianos del bando cristero murieron.
Grupo de cristeros. Crédito: Museo Nacional Cristero / Dominio público.
En declaraciones a ACI Prensa, el jurista y doctor en Historia Jorge Adame Goddard, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que el origen del conflicto es la Constitución de México de 1917, que "desconocía los derechos de la Iglesia, desconocía su personalidad jurídica, limitaba el número de sacerdotes, ponía restricciones muy importantes al culto público".
Recordó que "esto generó una serie de protestas" y las tensiones aumentaron con la llegada al poder del presidente Plutarco Elías Calles en 1924.