Posteriormente, en conferencia de prensa, Mons. Scicluna señaló que "reconocer y admitir la verdad completa, con todas sus dolorosas repercusiones y consecuencias, es el punto de partida para una curación auténtica, tanto de la víctima como del autor de los abusos. Estos hermanos y hermanas merecen especialmente nuestra atención y asistencia".
En su comunicado leído ante la prensa citó el discurso de Benedicto XVI a los obispos de Irlanda, en el que advirtió que "los dolorosos casos de abuso sexual de menores son aún más trágicos cuando quien los comete es un eclesiástico. Las heridas causadas por semejantes actos son profundas, y es una tarea urgente restablecer la confianza cuando ésta ha sido dañada".
"Es importante establecer la verdad de lo sucedido en el pasado, tomar todas las medidas necesarias para evitar que se repita en el futuro, asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, sanar a las víctimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces", agregó Mons. Scicluna.
El también Obispo de Malta dijo que "el amor por la verdad tiene que traducirse necesariamente en amor por la justicia", y para "establecer y admitir la verdad" el Derecho Canónico ha desarrollado normas específicas.
Investigación del delito, la escucha de la víctima y los testigos, la confrontación con el acusado y también la protección del "derecho del acusado a defenderse, a conocer los motivos subyacentes a la decisión y a la revisión de una decisión que le afecte", son algunos de los procesos que detalló el Obispo de Malta.
Por último, Mons. Scicluna advirtió que son enemigos de la verdad "la negación deliberada de hechos conocidos y la preocupación fuera de lugar por dar absoluta prioridad al buen nombre de la institución en detrimento de la legítima revelación de un delito".