MADRID,
El Arzobispo de Madrid (España), Cardenal Carlos Osoro, presidió la Misa pontifical de la romería de El Rocío que tuvo lugar el pasado 20 de mayo, domingo de Pentecostés, en la que pidió a la Virgen María que aparte "la discordia de nuestros corazones".
A los miles de peregrinos presentes en el Santuario de la Virgen de El Rocío, el Cardenal recordó el "largo camino recorrido para estar con nuestra Madre en este día de Pentecostés", "para estar con Ella de la misma forma que los apóstoles, esperando el don del Espíritu Santo".
Por eso el Arzobispo de Madrid animó a los presentes a dejar "que os mire la Blanca Paloma" porque según afirmó, "necesitamos su mirada tierna, su mirada de Madre que nos destapa el alma; una mirada llena de compasión y de cuidado, de esperanza y de amor".
"Hoy le decimos aquí: Madre, regálanos tu mirada, porque la mirada de la Virgen es un regalo, no se compra, esa mirada se la regaló el Espíritu Santo y Ella nos la regala a nosotros", aseguró durante la homilía.
"Queridos hermanos rocieros, esta es la hora en que el Espíritu rompe el techo de la tierra y nos abre a Dios y a todos los hombres; esta es la hora en que todos nos entendemos porque la lengua que hablamos es la que engendra el Amor mismo de Dios. Esta es la hora en que el Espíritu, al lado de María, nos purifica y enciende la pasión por transformar esta historia con la fuerza que viene de Dios y que es la única que alegra las entrañas del mundo", explicó el Cardenal.
"María, llena del Espíritu Santo, aparta la discordia de nuestros corazones", pidió el Arzobispo de Madrid, y animó a abrir el corazón a todos "con el lenguaje de Pentecostés" y "recuperar la memoria de cómo se vive como hermanos. Un lenguaje que solamente entiende de amor".