VATICANO,
El Papa Francisco aprobó las virtudes heroicas de varios Siervos de Dios el pasado sábado 19 de mayo, entre ellos las de María Cecilia Autsch, una religiosa de la congregación del Sagrado Corazón y que murió en 1944 en el campo de concentración de Auschwitz.
Su nombre de bautismo es Ángela del Sagrado Corazón, y nació en Röllecken (Alemania) en 1900. Ingresó en el convento de las trinitarias de Mötz (Austria) en 1933.
El 26 de octubre de 1933, el mismo año en que Hitler subía al poder, María comenzó el postulantado en Mötz, pequeña población del Tirol austriaco. Ya desde el principio vivió en total entrega y generosidad a Jesucristo, como se desprende de las tres cartas dirigidas a su familia, que se conservan de este período de su vida.
Aisladas por la Gestapo de la casa madre en Valencia, y corriendo el peligro de perder su convento por expropiación forzosa en beneficio de los tiroleses de Italia, que deseaban integrarse al nuevo imperio alemán que se estaba gestando, Ángela se dedicó a defender su convento.
Percatándose de las buenas relaciones entre España y Alemania, hizo valer los derechos de la comunidad al pertenecer a una Congregación española. Sus argumentos expuestos al Cónsul español, Sr. Román de la Presilla, tuvieron éxito, pero, desde ese momento, Ángela había firmado su condena de ingreso en el campo de concentración.
Su dramática historia comenzó cuando fue detenida por la Gestapo por "un comentario que hizo mientras hacía la compra para su convento en el que manifestó que 'Hitler es un azote para Europa'", según se revela en la documentación incorporada a su causa.