22 de diciembre de 2024 Donar
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El Papa alaba el espíritu sinodal de la Ciudadela de los Focolares en Loppiano

El Papa Francisco en Loppiano. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Tras su visita a la Comunidad de Nomadelfia, en la localidad italiana del mismo nombre, este jueves 10 de mayo, el Papa Francisco se ha trasladado hasta la ciudad de Loppiano, en la Diócesis de Fiesole, para visitar la Ciudadela Internacional del Movimiento de los Focolares.

Esta Ciudadela, impulsada por la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, en 1964, acoge a 900 focolares, provenientes de 70 países, entre los que hay familias, jóvenes, laicos, sacerdotes, religiosos y algún Obispo. Allí trabajan, estudian y rezan juntos en un espíritu de fraternidad y comunión practicando la caridad evangélica.

A su llegada, el Santo Padre fue acogido por el Obispo de Fiesole, Mons. Mario Meini, por la Presidenta del Movimiento de los Focolares, Maria Voce, y por el Co-Presidente del Movimiento, don Jesús Morán.

Tras los saludos de bienvenida, el Pontífice se trasladó al Santuario de "María Theotokos", donde mantuvo unos minutos de adoración ante el Santísimo Sacramento y la imagen de la Virgen María.

Después, mantuvo un breve encuentro con miembros de los Focolares, a los que respondió algunas preguntas.

Parresia e hypomoné

En sus respuestas, Francisco propuso dos palabras de la Carta a los Hebreos que podrían servir a los habitantes de la ciudad de Loppiano, a los miembros del Movimiento de los Focolares y a todos los cristianos: parresia e hypomoné.

Las palabras del Apóstol Pablo en la Carta a los Hebreos son: "No abandonéis vuestra franqueza (parresia) a la cual se le ha reservado una gran recompensa. Sólo tenéis necesidad de perseverancia (hypomoné) para que, realizada la voluntad de Dios, obtengáis aquello que se os prometió".

El Papa explicó que la parresia señala en el Nuevo Testamento "el estilo de vida de los discípulos de Jesús: la valentía y la sinceridad a la hora de dar testimonio de la verdad junto con la confianza en Dios y en su misericordia".

En este sentido, explicó que la parresia expresa la cualidad fundamental en la vida cristiana: tener el corazón dirigido a Dios, creer en su amor, porque su amor elimina todo temor falso".

En cuanto a la palabra hypomoné el Papa indicó que "podemos traducirla como el saber estar y aprender a vivir las situaciones difíciles que la vida nos presenta. Con este término, el Apóstol Pablo expresa la constancia y la firmeza a la hora de llevar adelante la voluntad de Dios y la vida nueva en Cristo".

Caminar juntos

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Sobre la Ciudadela de Loppiano, el Papa destacó que en ella "se vive la experiencia de caminar juntos, con estilo sinodal, como el Pueblo de Dios".

Ese caminar juntos "es la base sólida e indispensable de todo: la escuela del Pueblo de Dios donde quien enseña y guía es el único Maestro, y donde la dinámica es la del la escucha recíproca y el cambio de dones entre todos".

"De aquí podemos obtener un nuevo impulso, enriqueciéndose con la fantasía del amor y abriéndose a las peticiones del Espíritu y de la historia".

Además, puso en valor "los caminos de formación que florecieron en Loppiano en el carisma de la unidad: la formación espiritual en las diferentes vocaciones; la formación para el trabajo, para la acción económica y política; la formación para el diálogo en sus diferentes expresiones ecuménica e interreligiosa y con personas de diferentes convicciones; la formación eclesial y cultural".

El reto del cambio de época

Sobre la labor de la Ciudadela de Loppiano, aseguró que "la historia de Loppiano no está más que comenzando. ¡Estáis en el inicio!", aseguró.

"Es una pequeña semilla arrojada a los surcos de la historia y que ya empieza a brotar exuberante, pero que debe echar raíces robustas y llevar frutos sustanciosos al servicio de la misión del anuncio y encarnación del Evangelio de Jesús que la Iglesia de hoy está llamada a vivir".

Y añadió: "Esto exige humildad, apertura, sinergia y capacidad de riesgo". "Las urgencias, a menudo dramáticas, que nos interpelan en todas partes no pueden dejarnos tranquilos, sino que nos piden el máximo de nosotros, confiando siempre en la gracia de Dios".

"En el cambio de época que estamos viviendo –no época de cambios, sino cambio de época– es necesario comprometerse no solo en el encuentro entre las personas, la cultura y los pueblos y por una lianza entre civilizaciones, sino también en vencer todos juntos el desafío de construir una cultura compartida del encuentro y una civilización global de la alianza", aseguró en su respuesta a la última pregunta.

 

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