ROMA,
Después de encontrarse con el pueblo de Alessano, el Papa Francisco visitó Molfetta y celebró una Misa en la que defendió que cuando uno ha conocido a Cristo resucitado no tiene más remedio que anunciarlo con valentía y humildad.
"La vida cristiana tiene que ser invertida en Jesús y gastada por los otros. Después de haber encontrado al Resucitado no se puede esperar, no se puede dejar para después; se necesita ir, salir, a pesar de todos los problemas y las incertidumbres".
"La Palabra de Dios hace así: libera, realza, hace ir adelante, humildes y valientes al tiempo mismo. No hace de nosotros protagonistas ni en campeones establecidos de nuestras propias bonanzas, sino testimonios genuinos de Jesús en el mundo", señaló.
La celebración se celebró en el Puerto de Molfetta y a ella asistieron miles de fieles. En su homilía, habló de los "dos elementos centrales de la vida cristiana; la Palabra y el Pan".
"Para nuestra vida es esencial entrar en una relación vital, personal con Él", indicó. "La Eucaristía es esto: no es un rito bonito, sino la comunión más íntima, más concreta, más sorprendente que se pueda imaginar con Dios".
"La vida cristiana recomienza cada vez desde aquí, de esta mesa donde Dios nos sacia de amor. Sin Él, Pan de vida, todo esfuerzo en la Iglesia es vano, como recordaba Don Tonino Bello".