Universidad jesuita acoge nuevamente evento gay en México

Ante la polémica, el Departamento de Comunicaciones de la universidad jesuita defendió el evento con un mensaje difundido el 13 de abril, pues, indicó, en el centro de estudios "se respeta la Libertad de Cátedra", así como "la libertad para las expresiones artísticas, académicas y de pensamiento de nuestras alumnas y nuestros alumnos".

La IBERO, indicó el comunicado, es "una comunidad muy vibrante y activa", y destacó que "la diversidad sexual importa a personas de todo el mundo, y nuestro alumnado es también sensible a este tema".

"La libertad que tiene una organización o asociación estudiantil para convocar a un evento sobre la diversidad sexual es directamente proporcional a la libertad que tiene un alumno o una alumna de asistir o no", señaló la universidad jesuita sobre el evento LGTBIQ, que destacó además que "la Libertad y el Amor son dos de nuestros Valores Institucionales".

El mensaje oficial de la universidad jesuita culmina citando un mensaje de marzo de 2013 del Papa Francisco, en que dice que Jesús no tuvo "palabras de desprecio" o de condena, sino "palabras de amor, de misericordia".

En octubre de 2017, La IBERO causó controversia por la celebración en su sede de Puebla de una "Misa Coldplay", en la que la celebración eucarística estuvo acompañada de música del grupo británico.

En junio de ese mismo año, el P. David Fernández Dávalos, sacerdote jesuita y rector de la Universidad Iberoamericana en México, expresó su apoyo a la agenda gay y alentó que el mal llamado "matrimonio" homosexual se extienda a todo el país.

Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidad

La enseñanza católica respecto de la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.

En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales "deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta".

La homosexualidad como tendencia es "objetivamente desordenada" y "constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba". Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha declarado siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados", "no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual" y por tanto "no pueden recibir aprobación en ningún caso".

"Las personas homosexuales están llamadas a la castidad" y "mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana".