VATICANO,
En un largo encuentro con los llamados "Misioneros de la Misericordia", el Papa Francisco habló del perdón, de la misericordia y ofreció algunas recomendaciones.
El Papa aconsejó que cuando "se acerca a nosotros un penitente es importante y sirve de consuelo reconocer que tenemos delante de nosotros el primer fruto del encuentro que ya ocurrió con el amor de Dios, que su gracia ha abierto el corazón y lo ha hecho disponible a la conversión".
"Cuando acogemos al penitente, tenemos necesidad de mirarlo a los ojos y escucharlo para permitirle percibir el amor de Dios que perdona no obstante todo, lo reviste con un traje de fiesta y del anillo signo de la pertenencia a su familia", dijo recordando la parábola del hijo pródigo.
Francisco les dijo que, debido a todo el bien que han hecho desde que fueran escogidos para el Jubileo de la Misericordia, ha decidido prolongar todavía más su labor.
"He recibido muchos testimonios de conversiones que se han realizado a través de vuestro servicio. De verdad debemos reconocer que la misericordia de Dios no conoce confines y con el vuestro ministerio sois un signo concreto que la Iglesia no puede, no debe y no quiere crear alguna barrera o dificultad que obstaculice el acceso al perdón del Padre".
El Papa recordó que "la benevolencia, el consuelo, la cercanía, la promesa de amor eterno: son todas expresiones que pretenden expresar la riqueza de la misericordia divina, sin poder agotarlo en un solo aspecto".