MADRID,
El Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia (España), envió una carta para invitar a los fieles a vivir la Semana Santa "desde la fe cristiana", porque según aseguró, "asombra y sobrecoge adentrarse en la espesura del Misterio que estos días celebramos: es el misterio de Dios y del hombre, de la vida y de la muerte, del mal y de la gracia, del odio y del perdón, de las tinieblas y de la luz".
En los días de Semana Santa "toda la historia, todo su sentido, todo el drama del hombre y de la humanidad entera se concentra y esclarece ahí, en lo que celebramos estos días", explicó el Arzobispo de Valencia. Precisó que el corazón se estremece "al contemplar en silencio, a corazón abierto, sin prejuicios, con corazón sincero, los acontecimientos que esta semana evocamos".
En ese sentido animó a "recuperar toda la verdad de la Semana Santa, el Misterio de la Pascua", un tiempo en el que "nos invade el amor infinito y la misericordia incontenible y sin límite, entrañable, del Padre que tanto nos ha amado que nos ha entregado a su propio Hijo".
"Liturgia, culto popular, arte…, nos introducen e insertan de veras en el misterio mismo de Cristo. Es el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, es el misterio de la pasión de Dios, del Dios que ha resucitado a Jesús de entre los muertos. Son, junto con la encarnación y nacimiento de Jesús, los misterios centrales de nuestra fe cristiana y de toda la historia de los hombres", explicó el Cardenal en su carta.
Ante la gran capacidad del hombre para acostumbrarse a hechos tan relevantes como los que se celebran en Semana Santa, el Cardenal animó a meditar "lo que esto significa" para que nos demos cuenta "de lo que tiene de inaudito".
"En la Eucaristía que nos dejó como memorial la noche en que iba a ser entregado, se hace real presencia ese Calvario, ese Gólgota de redención, esa Cruz redentora: ¡Cómo no hincarse de rodillas en adoración profunda ante el misterio de la Eucaristía, lo que en ella acontece: es decir, la presencia viviente, el anuncio de su pasión y de su muerte, la proclamación de su resurrección, y el anticipo de su definitiva venida que anhelamos y esperamos! La Eucaristía es su Cuerpo entregado por nosotros", insistió el Prelado.