Cada 20 de marzo se celebra a San Martín de Braga, obispo, teólogo y escritor hispano de origen panónico (Panonia, región de la antigua Europa central), llamado «el apóstol de los suevos» por su dedicación a la evangelización de este pueblo de origen germánico. Los suevos se establecieron en Galicia en el siglo VI. A San Martín de Braga también se le conoce como “Martín de Dumio”, “Martín Dumiense” o “Martín de Panonia”.
San Martín de Braga profesó una devoción inestimable a San Martín de Tours, inspiración constante para su vida y a quien recuerda en el epitafio que adorna su sepultura en Braga:
«Nacido en Panonia, llegué atravesando los anchos mares y arrastrado por un instinto divino, a esta tierra gallega, que me acogió en su seno. Fui consagrado obispo en esta iglesia tuya, ¡oh glorioso confesor San Martín [de Tours]!; restauré la religión y las cosas sagradas, y habiéndome esforzado por seguir tus huellas, yo, tu servidor Martín [de Braga], que tengo tu nombre, pero no tus méritos, descanso aquí en la paz de Cristo».
Pisando las huellas del Salvador
La fecha exacta de su nacimiento no ha sido determinada con precisión, pero se cree que nació entre los años 510 y 520 en Panonia (hoy Hungría). De acuerdo a San Isidoro de Sevilla -su primer biógrafo-, la conversión de Martín al catolicismo se produjo cuando había alcanzado la madurez, alrededor del año 560.
Ilusionado con el descubrimiento de la fe en Cristo, Martín peregrina a Palestina marcado por la avidez de pisar, besar y tocar la tierra donde vivió Jesús. Inicialmente pensó quedarse allí por un tiempo breve, pero cambia de opinión para dedicarse más a la oración, la mortificación y al estudio de la Patrística (es decir, los textos de los Padres de la Iglesia).