Tres fieles explican por qué el legado del venerable Fray Andresito, limosnero franciscano nacido en 1800 en España, está más vigente que nunca en pleno corazón de Santiago de Chile.
Fray Andresito vivió entre 1839 y 1853 en la Iglesia de la Recoleta Franciscana. Fue ayudante de cocina y limosnero. Esta última labor le permitió conocer las carencias físicas y espirituales de personas adineradas y pobres.
Los domingos repartía fruta y pan entre los pobres, acción que años más tarde se transformó en el "Comedor Solidario Fray Andresito".
Este lugar entrega almuerzo a unas 150 personas pobres, en situación de calle, prostitución y adicciones y es parte de la ruta de la cuchara, conocida obra franciscana en la que una persona puede realizar sus tres comidas diarias.
Siguiendo el ejemplo del fraile, decenas de voluntarios desarrollan una labor que para ellos es más que solidaridad.
"Ha significado todo para mí. Ha cambiado en mí el modo de ver a la gente, a la gente humilde. Si bien al principio uno tiene cierto temor porque hay mucho alcohólico, mucho drogadicto, son personas que necesitan mucho cariño, que uno las escuche", comenta la voluntaria Magdalena Urquhart.