VATICANO,
Este martes 20 de febrero la meditación de los ejercicios espirituales del Papa Francisco y la Curia Romana se centró en la necesidad de responder adecuadamente al vacío existencial y a la acedia.
Según informa el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, el P. José Tolentino de Mendonça, quien tiene a su cargo las meditaciones, dijo que la acedia o pereza espiritual es una "'sed de nada' que nos invade, más o menos imperceptiblemente, y nos hace enfermar".
Cuando la acedia o la apatía del alma afectan a la persona, "ya no tenemos más ganas de nada, miramos la vida sin color, sin sabor", generando una tristeza que proviene "de esta incapacidad de entregarnos al Señor", alertó el sacerdote en la casa de retiros de Ariccia.
Ante la acedia es esencial recordar "que el corazón humano es frágil y vulnerable. Cuando nos sentimos amados como una persona única, sostenidos por una red de afecto y de acompañamiento, cuando sentimos que hacemos un trabajo que nos interesa o nos apasiona, entonces tenemos la certeza de existir. Pero cuando nos sentimos abandonados o incomprendidos y con el corazón herido por dolores que no podemos curar, tenemos la impresión de no contar para nada para ninguno, queda solo un vacío".
El P. Tolentino explicó que este "vacío existencial" a veces se llena "de angustia o con falsos paliativos como la mundanidad, el alcohol, las redes sociales, el consumismo o la hiperactividad".
Ante esta experiencia, resaltó el sacerdote, toca a cada quien descubrir "la propia belleza y el sufrimiento", ya que "la belleza humana está, en el fondo, en aceptarse como somos". "Solo entonces nos descubriremos amados por Dios y preciosos a sus ojos".