SEÚL,
Durante su infancia en Corea del Norte, Mi Jin Kang nunca creyó en la existencia de Dios, hasta que una persona comenzó a despertar su curiosidad.
"De la educación escolar, aprendí que la religión es una droga. Sin embargo, escuché la historia de Dios de una niña que conocí en Corea del Norte antes de mi escape. Este fue el primer paso para creer", dijo Mi Jin a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI–.
"Antes de escapar de Corea del Norte, la historia de Dios era una curiosidad ", dijo Mi Jin, que decidió escapar de Corea del Norte en 2009, a la edad de 40 años.
Mi Jin recordó que al escapar de su país natal oró con sus dos manos: "cuando mi oración a Dios en el momento de la fuga fue respondida, decidí ser una hija de Dios".
"Fue especialmente esta oración a Dios en el momento de escapar de Corea del Norte lo que me llevó a ser un creyente durante el proceso de establecerme en Corea del Sur".
Aunque no compartió detalles de su escape, muchos desertores norcoreanos reciben ayuda de Corea del Sur a través de una red de cristianos chinos.