VATICANO,
El Papa Francisco recordó la importancia que tienen para la Iglesia los consagrados y consagradas, que viven a contracorriente en un mundo que "rechaza fácilmente la pobreza, la castidad y la obediencia". "Sois el amanecer de la Iglesia", aseguró.
El Santo Padre ofreció esta enseñanza en la homilía de la Misa que presidió este viernes 2 de febrero en la Basílica de San Pedro del Vaticano, con motivo de la Fiesta de la Presentación del Señor y de la XXII Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
A la celebración, que comenzó con la bendición de las velas y la procesión solemne, asistieron miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica.
En su homilía, el Papa explicó que la Fiesta de la Presentación del Señor, que conmemora la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén, se celebra 40 días después de la Navidad, cuando, "entrando en el Templo, va al encuentro de su pueblo".
Francisco señaló que "en el Oriente cristiano, a esta fiesta se la llama precisamente la 'Fiesta del encuentro': es el encuentro entre el Niño Dios, que trae novedad, y la humanidad que espera, representada por los ancianos en el templo".
Así, centró su reflexión en la importancia del encuentro y de mantener la memoria.