LIMA,
En su encuentro con los obispos del Perú, el Papa Francisco compartió una singular anécdota que provocó risas y entregó una gran lección a los presentes.
El Santo Padre compartió la historia de un obispo en Italia en proceso de canonización, que se destacaba por su carácter paternal. Cada vez que ordenaba a un sacerdote "le metía aceite en la mano a montón".
Las personas "se preguntaban por qué", a lo que el Papa respondió: "para que no se le pegue la plata". El relato, que causó la risa de los obispos, lo compartió cuando subrayaba la importancia que debía tener en la vida de los pastores la paternidad.
El Papa explicó que "un papá, una mamá, sabe cómo conducir los conflictos de sus hijos. Se involucra".
"Y cuando ve, por ejemplo, que el hijo, por el olor, que ya empezó con la droga, (el padre o la madre) llora, sufre", señaló.
Sin embargo, no recurre a un libro que les diga qué hacer sino que se acercan a su hijo, "se le pone al lado, le habla, lo escucha".