LIMA,
El Papa Francisco presidió esta mañana el rezo de la hora tercia con las religiosas contemplativas en el Santuario de las Nazarenas en Lima.
A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:
Queridas hermanas de los diversos monasterios de vida contemplativa: ¡Qué bueno es estar aquí, en este Santuario del Señor de los Milagros, tan frecuentado por los peruanos, para pedirle su gracia y para que nos muestre su cercanía y su misericordia! Él, que es «faro que guía, que nos ilumina con su amor divino».
Al verlas a ustedes aquí, me viene un mal pensamiento: que aprovecharon para salir del convento un rato y dar un paseíto. Gracias Madre Soledad por sus palabras de bienvenida y a todas ustedes que «desde el silencio del claustro caminan siempre a mi lado». Y también me lo van a permitir porque me toca al corazón: desde aquí mandar un saludo a mis cuatro carmelos de Buenos Aires. También a ellas las quiero poner ante el Señor de los Milagros porque ellas me acompañaron en mi ministerio en aquella diócesis y quiero que estén aquí para que el Señor las bendiga. ¿No se ponen celosas, no?
Escuchamos las palabras de San Pablo, recordándonos que hemos recibido el espíritu de adopción filial que nos hace hijos de Dios (cf. Rm 8,15-16). Esas pocas palabras condensan la riqueza de toda vocación cristiana: el gozo de sabernos hijos.
Esta es la experiencia que sustenta nuestras vidas, la cual quiere ser siempre una respuesta agradecida a ese amor. ¡Qué importante es renovar día a día este gozo! Sobre todo en los momentos en que el gozo parece que se fuera, el alma está nublada, hay cosas que no se entienden. Ahí volverlo a pedir y renovar: soy hija, soy hija de Dios.