De ahí, el segundo elemento tan importante para esta casa de estudios: la capacidad de avanzar en comunidad. He sabido con alegría del esfuerzo evangelizador y de la vitalidad alegre de su Pastoral Universitaria, signo de una Iglesia joven, viva y 'en salida'.
Las misiones que realizan todos los años en diversos puntos del País son un punto fuerte y muy enriquecedor. En estas instancias, ustedes logran alargar el horizonte de sus miradas y entran en contacto con diversas situaciones que, más allá del acontecimiento puntual, los dejan movilizados. El 'misionero' en el sentido etimológico de la palabra, nunca vuelve igual de la misión; experimenta el paso de Dios en el sentido del encuentro con tantos rostros, que no conocía, o que no le son cotidianos, o que le eran lejanos.
Esas experiencias no pueden quedar aisladas del acontecer universitario.
Los métodos clásicos de investigación experimentan ciertos límites, más cuando se trata de una cultura como la nuestra que estimula la participación directa e instantánea de los sujetos. La cultura actual exige nuevas formas capaces de incluir a todos los actores que conforman el hecho social y, por lo tanto, educativo. De ahí la importancia de ampliar el concepto de comunidad educativa.
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La comunidad educativa es desafiada a no quedarse aislada de los modos de conocer; así como tampoco a construir conocimiento al margen de los destinatarios de los mismos. Es necesario que la adquisición de conocimiento sepa generar una interacción entre el aula y la sabiduría de los pueblos que conforman esta bendita tierra. Una sabiduría cargada de intuiciones, de 'olfato', que no se puede obviar a la hora de pensar Chile. Así se producirá esa sinergia tan enriquecedora entre rigor científico e intuición popular.
La estrecha interacción entre ambos impide el divorcio entre la razón y la acción, entre el pensar y el sentir, entre el conocer y el vivir, entre la profesión y el servicio. El conocimiento siempre debe sentirse al servicio de la vida y confrontarse con ella para poder seguir progresando. De ahí que la comunidad educativa no puede reducirse a aulas y bibliotecas, sino que debe avanzar continuamente a la participación.
Tal diálogo solo se puede realizar desde una episteme capaz de asumir una lógica plural, es decir, que asuma la interdisciplinariedad e interdependencia del saber. 'En este sentido, es indispensable prestar atención a los pueblos originarios con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios'.
La comunidad educativa guarda en sí un sinfín de posibilidades y potencialidades cuando se deja enriquecer e interpelar por todos los actores que configuran el hecho educativo. Esto exige un mayor esfuerzo en la calidad y en la integración. Pues el servicio universitario ha de apuntar siempre a ser de calidad y de excelencia, puestas al servicio de la convivencia nacional.
Podríamos decir que la Universidad se vuelve un laboratorio para el futuro del país, ya que logra incorporar en su seno la vida y el caminar del pueblo superando toda lógica antagónica y elitista del saber. Cuenta una antigua tradición cabalística que el origen del mal se encuentra en la escisión producida por el ser humano al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
De esta forma, el conocimiento adquirió un primado sobre la creación, sometiéndola a sus esquemas y deseos. La tentación latente en todo ámbito académico será la de reducir la Creación a unos esquemas interpretativos, privándola del Misterio propio que ha movido a generaciones enteras a buscar lo justo, lo bueno, lo bello y lo verdadero. Y cuando el profesor, por su sapiencialidad, se convierte en 'maestro' entonces sí es capaz de despertar la capacidad de asombro en nuestros estudiantes. ¡Asombro ante un mundo y un universo a descubrir!