Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie. Le haces falta a mucha gente, y esto pensalo, cada uno de ustedes piénselo en el corazón, yo le hago falta a mucha gente.
Ese pensamiento, como le gustaba decir a Hurtado, 'es el consejo del diablo', que quiere hacerte sentir que no vales nada… pero para dejar las cosas como están, por eso te hace sentir que no vales nada, para que nada cambie, porque el único que puede hacer un cambio en la sociedad es el joven, cada uno de ustedes. Nosotros ya estamos en el otro lado.
Y gracias. Esto es un paréntesis, porque estos desmayos es un símbolo de lo que están sintiendo ustedes. ¿Desde qué hora están acá?, ¿me lo dicen? Gracias, gracias.
Mídanse en su corazón: ¿Qué tengo yo para aportar en la vida y cuantos de ustedes sienten las ganas de decir no sé? Lo siento, apurate en encontrarlo para aportar, el mundo te necesita, la patria te necesita, la sociedad te necesita.
Vos tenés algo que aportar, no pierdas la conexión.
Los jóvenes del Evangelio que escuchamos hoy querían esa 'señal' buscaban esa señal que los ayudara a mantener vivo el fuego en sus corazones. Esos jóvenes que estaban con Juan Bautista querían saber cómo cargar la batería del corazón. Andrés y el otro discípulo -que no dice el nombre, y podemos pensar que ese otro discípulo puede sar cada uno de nosotros- buscaban la contraseña para conectarse con Aquel que es 'Camino, Verdad y Vida' (Jn 14,6). A ellos los guió Juan el Bautista.
Y creo que ustedes tienen un gran santo que les puede hacer de guía, un santo que iba cantando con su vida: 'contento, Señor, contento'. Hurtado tenía una regla de oro, una regla para encender su corazón con ese fuego capaz de mantener viva la alegría. Porque Jesús es ese fuego capaz de mantener viva la alegría.
Y la contraseña de Hurtado para reconectar para mantener la señal es muy simple, seguro que ninguno de ustedes trajo un teléfono, ¿no? -si se animan me gustaría que la apunten en sus teléfonos- Yo se las dicto. Hurtado se pregunta: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?' Los que puedan, anótenlo. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? En la escuela, en la universidad, en la calle, en casa, entre amigos, en el trabajo; frente al que le hacen bullying: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'.
Cuando salen a bailar, cuando están haciendo deportes o van al estadio: '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'. Esa es la contraseña, la batería para encender nuestro corazón, encender la fe y encender la chispa en los ojos. Que no se les vaya. Eso es ser protagonistas de la historia. Ojos chispeantes porque descubrimos que Jesús es fuente de vida y alegría.
Protagonistas de la historia, porque queremos contagiar esa chispa en tantos corazones apagados, opacos que se olvidaron de lo que es esperar; en tantos que son 'fomes' y esperan que alguien los invite y los desafíe con algo que valga la pena.
Ser protagonistas es hacer lo que hizo Jesús. Allí donde estés, con quien te encuentres y a la hora en que te encuentres: '¿Qué haría Jesús en mi lugar?'.
¿Cargaron la contraseña? Y la única manera de no olvidarse de la contraseña es usarla, sino nos va a pasar, claro esto es de mi época, no la de ustedes, pero seguro saben algo, esa de los tres chiflados en un film, que arman un asalto, una caja fuerte, con todo pensando, y cuando llegan, se olvidaron de la contraseña y se olvidaron de la clave.
Si no usan la contraseña se van a olvidar. Cárguenla en el corazón. Repítanla y úsenla '¿Qué haría Cristo en mi lugar?'
La usarán todos los días, y llegará el momento en el que se la van a saber de memoria, y llegará el día en que, sin darse cuenta, el corazón de cada uno de ustedes latirá como el de Jesús.
No basta con escuchar alguna enseñanza religiosa o aprender una doctrina; lo que queremos es vivir como Jesús vivió. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? traducir Jesús a mi vida, por eso los jóvenes del Evangelio le preguntan: 'Señor, ¿dónde vives?';lo escuchamos recién] ¿cómo vives?
Queremos vivir como Jesús, Él sí que hace vibrar el corazón. Hace vibrar el corazón y te pone en el camino del riesgo, arriesgarse, correr riesgos. Queridos amigos, sean valientes, salgan 'al tiro' al encuentro de sus amigos, de aquellos que no conocen o que están en un momento de dificultad. y vayan con la única promesa que tenemos: en medio del desierto, del camino, de la aventura, siempre habrá 'conexión', existirá un 'cargador'. No estaremos solos. Siempre gozaremos de la compañía de Jesús, y de su Madre y de una comunidad. Ciertamente una comunidad que no es perfecta, pero eso no significa que no tenga mucho para amar y para dar a los demás.
¿Cómo era la contraseña?, ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Está bien todavía la conservan. Queridos amigos, queridos jóvenes: 'Sean ustedes los jóvenes, se los pido por favor, sean ustedes los samaritanos que nunca abandonan a nadie tirado en el camino. En el corazón, otra pregunta ¿Alguna vez abandoné a alguien tirado en el camino? Un pariente, un amigo, amiga, sean samaritanos nunca abandonen a alguien tirado en el camino.
Sean ustedes los jóvenes cirineos que ayudan a Cristo a llevar su cruz y se comprometen con el sufrimiento de sus hermanos. Sean como Zaqueo, que transformó su enanismo espiritual en grandeza y dejó que Jesús transformara su corazón materialista en un corazón solidario.
Sean como la joven Magdalena, apasionada en busca del amor, que solo en Jesús encuentra las respuestas que necesita. Tengan el corazón de Pedro, para abandonar las redes junto al lago. Tengan el cariño de Juan, para reposar en Jesús todos sus afectos. Tengan la disponibilidad de Nuestra Madre, la primera discípula para cantar con gozo y hacer su voluntad.
Queridos amigos, me gustaría quedarme más tiempo. Los que tienen teléfono agárrenlo en la mano. Es un signo para no olvidarse de la contraseña. ¿Cuál era la contraseña? Así se reconectan y no quedan fuera de banda, me gustaría quedarme más tiempo.
Gracias por el encuentro, gracias por la alegría de ustedes. Gracias, muchas gracias y les pido por favor que no se olviden de rezar por mí. Gracias.
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