Luego del encuentro con los sacerdotes y la vida consagrada, y con los obispos de Chile, el Papa Francisco se dirigió hacia el Santuario San Alberto Hurtado, en Santiago, para rezar ante la tumba del santo chileno, reunirse con la comunidad jesuita y con algunos beneficiarios de las obras sociales ligadas.
El Santo Padre ingresó en un vehículo cerrado hasta la tumba de San Alberto Hurtado, una cripta de roca donde descansan los restos del santo jesuita.
En ese lugar también se reunió en privado con la comunidad jesuita en Chile durante unos treinta minutos.
Acto seguido se dirigió a la explanada para compartir con unos 25 representantes de las obras sociales ligadas al Hogar de Cristo.
Luego de ser recibido por Pablo Walker, capellán del Hogar de Cristo, el Santo Padre escuchó el testimonio de Liliana López, voluntaria del jardín infantil Alto Belén perteneciente al Hogar de Cristo,
Ella manifestó que "la solidaridad no sólo es dar algo material a quien más lo necesita, sino que es escuchar y acompañar".