VATICANO,
En un discurso ante los embajadores de Yemen, Nueva Zelanda, Suazilandia, Azerbaiyán, Chad, Liechtenstein e India, el Papa Francisco afirmó que las diferencias de tipo cultural, histórico, y de otras naturalezas, entre naciones no es causa de conflicto, sino el fracaso en la cooperación y el diálogo.
Por eso, pidió que las relaciones entre las diferentes naciones del mundo se construyan sobre unas sólidas bases sustentadas en la cooperación y el diálogo.
El Santo Padre realizó esta apreciación en la presentación de las Cartas de los embajadores de Yemen, Nueva Zelanda, Suazilandia, Azerbaiyán, Chad, Liechtenstein e India que les acreditan como Embajadores Extraordinarios y Plenipotenciarios en la Santa Sede por parte de sus países.
"Al inicio de vuestra nueva misión soy consciente de la diversidad de países a los que representáis y de las diferentes tradiciones culturales y religiosas que caracterizan la historia de cada una de vuestras naciones. Esto me ofrece la oportunidad de destacar el papel positivo y constructivo que dicha diversidad reviste en el concierto de las naciones", indicó.
El Pontífice señaló que "la comunidad internacional afronta una serie de complejas amenazas a la sostenibilidad ambiental y a la ecología social y humana de todo el planeta, así como la amenaza a la paz y a la concordia como consecuencia de ideologías fundamentalistas violentas y de conflictos regionales, que con frecuencia aparecen con la apariencia de intereses y valores opuestos".
Sin embargo, "es importante recordar que la diversidad de la familia humana no es en sí misma una causa de estos desafíos a la coexistencia pacífica. Realmente, las fuerzas centrífugas que podrían dividir a los pueblos no se encuentran en sus diferencias, si no en el fracaso del establecimiento de un camino de diálogo y de comprensión como medio de respuesta más eficaz a dicho desafío".