VATICANO,
A pesar de la reciente inclusión en el Acta Apostolicae Sedis de la Santa Sede, de la carta enviada en el 2016 por el Papa Francisco a los obispos de Buenos Aires (Argentina) sobre Amoris laetitia, ni la disciplina de la Iglesia ni su doctrina han cambiado.
Este es el hecho más reciente en el debate sobre la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar. El Concilio Vaticano II, San Juan Pablo II y Benedicto XVI -,así como la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos- todos han expresado su oposición firme a admitir a la comunión eucarística al divorciado vuelto a casar que no observe la continencia.
El debate ha recibido un renovado ímpetu bajo el Papa Francisco. Su exhortación apostólica sobre el amor en la familia, Amoris laetitia, se ha encontrado con recepciones e interpretaciones variadas al interior de la Iglesia. Su octavo capítulo, titulado "Acompañar, discernir e integrar la fragilidad", trata, entre otras cosas, la pastoral de los divorciados vueltos a casar, aquellos que no pueden ser admitidos a la comunión a no ser que se hayan comprometido a vivir en continencia, evitando los actos propios de las parejas casadas.
Sin embargo, para muchos líderes y teólogos de la Iglesia, el lenguaje ambiguo en ese capítulo ha llevado a incertidumbres sobre esta práctica y sobre la naturaleza y el estado de la misma exhortación apostólica. Algunos han mantenido que es incompatible con la enseñanza de la Iglesia y otros que no ha cambiado la disciplina de la Iglesia. Otros leen Amoris laetitia como la apertura de una nueva práctica pastoral, o incluso como un desarrollo en continuidad con San Juan Pablo II.
Algunos líderes de la Iglesia han dicho que Amoris laetitia ha llevado a la desorientación y gran confusión de muchos de los fieles, y al menos un respetado teólogo ha argumentado que el pontificado de Francisco ha fomentado la confusión, ha disminuido la importancia de la doctrina en la vida de la Iglesia y ha causado en los fieles católicos una pérdida de confianza en el papado.
Se ha entendido que el Papa Francisco alienta a los que interpretan a Amoris laetitia a abrir el camino a una nueva práctica pastoral, como parecía hacer en una carta a los obispos de la provincia de Buenos Aires, que es el tema de la última noticia.