VATICANO,
El Papa Francisco se dirigió a la comunidad académica y pidió a sus miembros, especialmente a los que tienen la tarea de enseñar, que hablen "al corazón de los jóvenes, atesorad el rico patrimonio de la tradición latina para educarlos en el camino de la vida, y acompañarlos a lo largo de senderos llenos de esperanza y confianza".
Con motivo de la XXII sesión pública solemne de las Academias Pontificias, el Santo Padre dirigió un mensaje al Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura y del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias, en el que puso de relieve la necesidad de poner de relieve "la interioridad del corazón, de la conciencia y del conocimiento" en un momento histórico "a menudo caracterizado por las apariencias, la superficialidad, la escisión entre corazón y mente, entre interioridad y exterioridad, entre conciencia y comportamiento".
Para ello, invitó a reflexionar sobre la parábola evangélica del Padre misericordioso y el hijo pródigo, y en concreto en la frase "me levantaré e iré a mi padre".
Según el Pontífice "el itinerario de la vida cristiana y de la misma vida humana bien puede resumirse en este dinamismo, primero interior y luego exterior, que inicia el camino de la conversión, del cambio profundo, coherente y no hipócrita, y por lo tanto del auténtico desarrollo integral de la persona".
También recordó unas palabras de San Agustín: "En el hombre interior habita Cristo, en el hombre interior eres renovado a imagen de Dios, en su imagen conoce a su autor".
Subrayó que "estas frases tan sugestivas son de extraordinario interés también para nuestros días y tendríamos que repetírnoslas a nosotros mismos, a aquellos con quienes compartimos nuestro humano recorrido, especialmente a los más jóvenes, que comienzan la gran aventura de la vida y, a menudo, se quedan atrancados en los laberintos de la superficialidad y de la banalidad, del éxito exterior que esconde un vacío interior, de la hipocresía que enmascara la escisión entre la apariencia y el corazón, entre el cuerpo hermoso y cuidado y el alma vacía y árida".