13 de diciembre de 2024 Donar
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5 consejos de la Iglesia Católica para vivir el Adviento 2024

Corona de Adviento / Pesebre o nacimiento / Inmaculada Concepción / Virgen de Guadalupe./ Crédito: Canva Pro

El Adviento es un tiempo de espera, conversión y esperanza, que tanta falta hace en estos tiempos convulsionados y que sirve para prepararse bien para celebrar la mejor noticia: el nacimiento del Niño Jesús.

En esta nota te ofrecemos 5 consejos de la Iglesia Católica para vivir el Adviento 2024 de la mejor forma posible.

1. Rezar ante la Corona de Adviento y encender los cirios cada semana

La Corona de Adviento, formada por ramos verdes sobre la que se colocan cuatro cirios, uno por cada semana de este tiempo litúrgico es un importante “símbolo del Adviento en los hogares cristianos”, señala el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, publicado por el Vaticano en 2002.

Para encender cada semana, en lo posible cada domingo una de las cuatro velas, se puede realizar una oración en familia o personal, teniendo en cuenta que las luces de la corona recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo” y es “símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia”.

2. La celebración de la Inmaculada Concepción

El directorio vaticano precisa la importancia de la veneración de la Virgen María en Adviento, y de celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que este 2024 está marcada por un llamado a rezar por la Iglesia Católica en Nicaragua y por la primera Misa en la Catedral de Notre Dame, tras su reapertura en la víspera.

El texto del Vaticano resalta que “el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación (…) al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento”, como la espera del Mesías prometido por Dios.

3. La fiesta de la Virgen de Guadalupe

La fiesta de la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América que en 2031 celebrará 500 años de sus apariciones, es también un momento importante para los católicos.

Esta fecha, vivida con intensidad y de la mano de la Madre de Dios, “acrecienta en buena medida la disposición para recibir al Salvador” ya que la Morenita del Tepeyac “en América fue la Estrella radiante que iluminó el anunció de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos".

4. La Novena de Navidad y el nacimiento o pesebre

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En muchos lugares de América como en Colombia y México, la Novena de Navidad es un momento intenso de oración para prepararse aún mejor para el nacimiento del Niño Dios.

La novena, que también se puede rezar en familia, personalmente o en comunidad, también es ocasión para acercarse más a Dios y ayudar a otros a hacerlo.

Un buen lugar para rezar la novena es ante el nacimiento, en cuyo armado pueden participar los niños. Además, “se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura” de la Biblia, concretamente los pasajes del nacimiento de Jesús.

5. La preparación para la Navidad no es una “operación comercial”

El directorio del Vaticano resalta la importancia de cuidar “los valores del Adviento, amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’”, que es fruto de una sociedad consumista.

En Adviento es importante preparar el corazón, especialmente con la oración, para recibir al Señor, el protagonista de estas fechas especiales que unen a las familias de todo el mundo.

Una oración

Para concluir, te ofrecemos una oración para rezar en las mañanas de este Adviento:

De luz nueva se viste la tierra,
porque el sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.

El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia la alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.

Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
a su reino nos ha destinado.

Amén

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