RANGÚN,
El Papa Francisco preside una Misa en la Catedral de Rangún con jóvenes católicos de Myanmar a quienes alentó a ser testimonio de Cristo para los demás con valentía, generosidad y alegría.
A continuación, el texto completo de su homilía:
A punto de concluir mi visita a vuestro hermoso país, me uno a vuestra acción de gracias a Dios por tantos dones que nos ha concedido en estos días. Mirándolos a vosotros, jóvenes de Myanmar, y a todos los que desde otros lugares se unen a nosotros, quisiera compartir con vosotros una frase de la primera lectura de hoy que resuena en mi interior.
Está tomada del profeta Isaías, y San Pablo la repitió en su carta a la joven comunidad cristiana de Roma. Escuchemos una vez más esas palabras: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!» (Rm 10,15; cf. Is 52,7).
Queridos jóvenes de Myanmar, después de haber escuchado vuestras voces y haberlos oído cantar hoy, aplico a vosotros esas palabras. Sí, son hermosos vuestros pasos; vuestra presencia es hermosa y alentadora, porque nos traen «buenas noticias», la buena nueva de vuestra juventud, de vuestra fe y de vuestro entusiasmo.
Así es, ustedes son una buena noticia, porque son signos concretos de la fe de la Iglesia en Jesucristo, que nos hace experimentar un gozo y una esperanza que nunca morirán. Algunos se preguntan cómo es posible hablar de buenas noticias cuando tantas personas a nuestro alrededor están sufriendo. ¿Dónde están las buenas noticias cuando hay tanta injusticia, pobreza y miseria que proyectan su sombra sobre nosotros y nuestro mundo?